S/T- R. de Lege
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………Leon, ch’errando vada per la natia contrada,
se un agnellin rimiera non si commove all’ira nel generoso
cor………………………………………………...........................................................................................................................................................................................................................................................Leon,
ch’errando vada per la natia contrada, se un agnellin rimira non si commove
all’ira nel generoso
cor……………...............................................................................................................................................................................................................................................................................................................Leon,
ch’errando vada per la natia contrada, se un agnellin rimira non si commove
all’ira nel generoso cor (El león que errante anda por su región nativa, si
a un corderillo ve, su corazón generoso no lo incita a la ira). ¿Quién me
llama? ¿Quién insiste en despertarme? Dejadme en paz, en esa paz que yo no supe
dar, que no supe crear. Hace algún tiempo, sin concretar porque para mí éste
carece de medida, oigo una voz que me reclama, que intenta despertarme de este
letargo en el que la justicia de los hombres me ha sumido; no reprocho nada,
bien merecido lo tengo, han sido demasiado generosos conmigo; la pena capital
habría sido lo justo, todo habría terminado y esta perpetua agonía ya no
existiría, mi tiempo habría caducado y yo con él, sería un recuerdo, un
recuerdo no, una pesadilla cuyo principal mentor fui yo y de la que hice
partícipe a parte de la humanidad……………Que nadie me llame, no existo, me niego a
existir, no soy merecedor de la existencia, de ésa que convive y armoniza entre
los seres humanos; fui, soy y seré una pesadilla, además de las gordas y como
tal habita en el sueño, por lo tanto quiero seguir inmerso en él; es el lugar
destinado a los tiranos: vivir su propia pesadilla, un espacio irreal en donde
tiene cabida toda clase de excesos y arrastradas por las cegueras de éstos las
limitaciones humanas son aplastadas, ignoradas……………No quiero seguir hablando,
ya hablé demasiado y con mi palabrería engañé a todo ser vivo. Como mejor
estaría es callado. Vivo en esta celda desde hace tiempo, es una celda que
pertenece a una cárcel de alta seguridad, indudablemente el lugar idóneo para
un peligro público como yo; todos los que aquí moramos somos de la misma
calaña, de una especie innombrable, seres nefastos que hemos acarreado
desgracias por donde hemos pasado; sé que soy el peor de todos ellos, además
con mucha diferencia, soy la “joya” que aquí se custodia con más esmero, un
ejemplar único e irrepetible digno de estudio, el bicho principal de una fauna
que nunca debió haberse originado. Por antonomasia soy “el bicho”. Mi celda
está apartada de las demás, en un pabellón distante, alejado de todo contacto
con el resto de reclusos; soy observado día y noche por guardianes y cámaras;
me da la sensación de que cualquier cosa que hago es reparada, analizada al
máximo, pero yo no hago nada, me limito a vegetar, las funciones mínimas de una
existencia: comer, dormir…y poco más. Comer, como poco, dormir mucho, duermo en
mi pesadilla. A veces, a lo lejos oigo voces imperceptibles; lo normal es
permanecer en silencio y en soledad. A decir verdad lo agradezco, después de
haber vivido en el tumulto, en la apoteosis y gritos de delirio, en la puesta
en escena de mis discursos y todo lo que éstos ocasionaban, un tiempo de paz me
lo merezco…No, no, no, hasta ni eso, no me lo merezco, yo no merezco nada y lo
que hago al pronunciar la palabra “paz” es mancillarla; no debería existir en
mi boca, de por sí representa el logro del que cualquier mandatario podría
sentirse orgulloso, éste no es mi caso. Vivo en ese silencio y soledad que me
proporciona el sueño o un duermevela o un atontamiento…o…o…o…un alelamiento. Un
a-le-la-mente. Un a-le-lo-mente. Un a-le-li-mente. Un a-le-le-mente. Un
a-le-lu-mente. Mi mente se alela. Soy demencial, lo sé. No quiero que nadie se
compadezca de mí, no lo merezco, ya me basto yo para eso. Llevaba tanto tiempo
sin pronunciar palabra. ¿De dónde proviene esa voz que me llama? Nunca nadie se
había dirigido a mí cantando, con tanta
dulzura y sosiego. El contacto con seres humanos, por lo que a mí respecta, es
nulo; me refiero a una comunicación verbal: intercambiar frases, saludos o
alguna fórmula de cortesía…con los guardianes no existe, es un lenguaje de
signos, gestos e insinuaciones que adivino; nunca han tratado de hablar conmigo
ni yo con ellos, lo deben tener prohibido, soy un proscrito. Del mundo exterior
no recibo visitas, mis más allegados reniegan de mí, huyen despavoridos ante mi
proximidad; antes en mi apogeo no me dejaban ni a sol ni a sombra, me
camelaban, me ensalzaban y casi ni a solas podía mear sin estar rodeado de un
séquito de ayudantes y aduladores; no me hacen falta, no nos hacemos falta y
entiendo que me repugnen; el tiempo y la cordura me han desenmascarado, han
sacado a flote mi política nefasta, mis engaños y con ellos mis crímenes; el
pueblo se ha despojado de aquella venda que cubría sus ojos y ha visto con
claridad “el bicho” que conducía sus destinos. Nunca quise a mi esposa, nunca
quise tener hijos, en el fondo de mi psique sabía que yo no era trigo limpio,
disfrazaba mi vileza con la apariencia del triunfo, de ahí la decisión secreta
de no procrear, de no transmitir a mis vástagos la maldad que en mí subyacía.
Mi esposa fue otra víctima, sometida a mis caprichos formaba parte del delirio,
de esa pareja ideal que representábamos porque nuestras apariciones públicas
eran auténticas actuaciones, rebosábamos felicidad, deslumbrábamos con nuestra
pose, la luminosidad que desprendíamos desde nuestro podio cegaba a las
multitudes, pero una vez que el telón se
bajaba y nuestra imagen no se proyectaba
hacia un auditorio sino uno ante otro, esa pareja se enfrentaba a la lasitud, a
un rápido distanciamiento, hasta que uno perdía de vista al otro y cada cual
volvía a sus andadas, la función había concluido. No sé cómo me aguantó, en
realidad yo solamente amaba el poder, esa avidez de querer siempre más y más,
el nunca estar satisfecho con lo logrado, pero la avaricia rompe el saco, es
verdad. Aquí adentro el tiempo pasa según mis estados de ánimo, a veces lento y
otras rápido, impera lo primero; la luz que penetra por la ventana me indica
las fases del día, más o menos por su intensidad calculo si puede ser la
mañana, el mediodía o la tarde, llegada la noche todo se convierte en boca de
lobo, con la madrugada algo en mi interior se reaviva al estar en ciernes el
día, pero una vez que soy consciente de mi ser y mis circunstancias la apatía
reaparece y me dejo llevar por el tedio. En esta prisión hay un gran patio
interior, casi todos los días, si el tiempo lo permite, me conducen a él para
caminar y agilizar las extremidades; siempre estoy solo, los otros reclusos
salen a otras horas, no puedo contaminarlos. Mi caminar es pausado como si
portara sobre los hombros una carga pesada, si bien externamente no se nota ese
fardo, mi conciencia sí acarrea el peso de mis crímenes; cabizbajo arrastro los
pies, me cuesta levantarlos y cada paso que doy es como si en el intento
impulsara el peso de mis víctimas. Soy un hombre cargado de muerte. Soy un “bisho” cargado de muerte. Soy
un “bisho” “cagado” de muerte…Ya está bien, quiero dormir, olvidarme de la
realidad, volver a mi pesadilla; no debería haberle hecho caso a esa voz que me
despertó, tampoco sé a ciencia cierta si estaba dormido porque a veces y en mi
persona la realidad y el sueño se confunden; aparte de la insistencia y la
dulzura de la voz al captar la palabra “león” algo en mi interior se
sobresaltó, en otro tiempo habría rugido, ahora ni fuerzas tengo y si algunas
quedan son para evocar recuerdos. Durante mis años de poder al principio me
mostré suave y conciliador, más tarde mostré las garras y me convertí en un
fiero león, despiadado, usurpador de almas y bienes, en mis ideas políticas me
vi apoyado por una serie de fanáticos que ante cualquiera de mis delirios veían
el cielo abierto para llevar a cabo aberraciones que se incubaban en sus mentes
enfermas. El poder, la enorme avaricia que éste contiene, hizo borrar de mi
mente criterios humanitarios, olvidando éstos, y dejándome llevar por un
descontrol que rayaba en la locura……………..quiero dormir, no quiero seguir
hablando………………………………………Leon, ch’errando
vada per la natia contrada, se un
agnellin rimira non si commove all’ira mel generoso cor.( El león que
errante anda por su región nativa, si a un corderillo ve, su corazón generoso
no lo incita a la ira)…¡otra vez! Esa voz me conmueve, agita mi alma…No merezco
usar ese término, yo carezco de alma, soy un desalmado, un “des-almado”, ¿un
“des-armado” también?, ¿yo un desarmado? Jamás, siempre estuve rodeado de toda
clase de artilugios destructivos, ¡cómo me gustaban!; mi ejército estuvo muy bien
provisto de los últimos avances en armas mortíferas; y yo, personalmente, eso
era mi debilidad, siempre portaba una. Según las circunstancias la hacía
visible o no, me daba seguridad. El temor a un atentado rondaba mi persona
constantemente, aparte de mi séquito de guardaespaldas, el llevar conmigo un
arma formaba parte de mi ser, podía ser como la extensión de un miembro, en
este caso de un brazo, al cual recurrir en situación de peligro. Siempre fui
muy belicoso y nada mejor que un arma para manifestar mi agresividad. Recuerdo
de pequeño cuando estaba en el colegio y había disputas o peleas, allí estaba
yo enzarzado en ellas, sinceramente no sabía cómo, pero allí estaba en pleno
fragor de la batalla; era como algo premonitorio de un futuro que se avecinaba.
¡Quién me vio y quién me ve! Los años han pasado, mis fuerzas han mermado y una
mirada hacia el pasado hace tremer mi cuerpo y mi conciencia…a veces me he
preguntado si la he tenido…Cambiemos de tema, decía que era un “des-almado”,
hablar de alma en mi caso me da escalofríos, prefiero emplear el término
“psique”, es más científico y no tan humano…La voz que me canta habla de un tal
León que al ver a un corderillo, su corazón generoso no lo incita a la
ira… ¡Anda ya! No lo dirá por mí; mi
corazón de generoso no tiene nada, ni un pelo, y que no me hable de corderillos
porque me he zampado a miles de ellos y me quedo corto en la cantidad…estas
últimas frases las he pronunciado con orgullo, aún sigo siendo cruel. Mi celda
es cuadrada igual que el cuadrado que proyecta la luz sobre la pared al entrar
por la ventana. Me pongo de espaldas a ésta apoyado contra el muro y me siento
en el suelo extendiendo la manta de la cama que me aísla del frío de la piedra.
Cuando me canso de estar en esa posición me acuesto o me acurruco; el hacer de
mí una especie de bola me agrada, oculto el rostro entre mis manos y esto me
induce al sueño o a reflexiones sin sentido entremezcladas con angustia y
opresión del corazón, me sobresalto y respiro profundamente, la sensación de
ahogo, en estos casos, nunca me abandona; mi psique vive en un constante
tormento, por muy tranquilo que parezca, continúa trabajando, aunque no sea a
pleno rendimiento siempre está maquinando algo. Muchas veces por la noche,
cuando creo que es hora de irme a la cama, prefiero quedarme aquí sobre esta
manta y me acuesto sobre ella, de repente me despierto sudoroso, angustiado y
me doy cuenta de que ya no estoy en el lugar donde había quedado; inconscientemente
y en mis pesadillas anduve reptando por este suelo de piedra, arrastrando mi
cuerpo y con él todos sus remordimientos. De esta celda han retirado objetos
contundentes con los que pudiera hacerme daño, todo está pensado para que yo no
me agreda; la idea del suicidio alguna vez ha pululado por mi mente, pero en mi
caso no me parece factible; el suicidio es huir de algo o de alguien, yo no
tengo que huir de mí mismo: si soy un bicho, fui, soy y seguiré siéndolo; si
soy una pesadilla otro tanto de lo
mismo; el suicidio es huir de la realidad y yo ¿qué realidad tengo? ¿En
qué realidad vivo? Fui una realidad, ahora soy un mal sueño, para ser más
plurilingüe, como demostraba en mis discursos con la facilidad y el dominio que
tenía de lenguas extranjeras, pura farsa, diría que soy “un cauchemar”, “ein Alptraum”, “un incubo”, “a nightmare”; ¡qué
aliviado me quedo después de pronunciar estas palabras esforzándome en su
pronunciación correcta! Esa pronunciación que me trae recuerdos de sus
respectivas naciones y la codicia de poseerlas. Poseer, poseer, poseer, poseer,
poseer, poseer, poseer, poser, poser, poser, poser poser, pues ser, pues ser,
pues ser…¿Qué ser fui yo? Ansiar seres y tierras y todo lo que eso conlleva de
muerte y destrucción, ciudades arrasadas y familias aniquiladas…He sido una
mancha negra en la historia, cada vez que se pronuncia mi nombre, antes de que
éste se manifieste surge un pozo de silencio en donde yacen todos mis horrores
y de él surge un nombre, el nombre de un innombrable; para el futuro y después
de los años ya pasados de mi mandato continúo siendo la representación del mal,
mi figura, mi persona, una foto mía son la presencia del maligno, del
bicho…Dentro de mí ¿no habrá ni un ápice de bondad? Sí, así es, si la
naturaleza o los dioses no me dotaron con la más mínima porción de esta
cualidad, no debería haber nacido, ¡cuántos habrán dicho esto mismo!, mi madre
debería haberme abortado, ¡de haberlo sabido!... Pero yo sé que ella no lo
haría, no, seguro que no, me adoraba, de todos mis hermanos yo era su niño
mimado, sabía distribuir su cariño entre todos nosotros, sin embargo, hacia mí
mostraba una atención especial, una protección porque era consciente de mi
frágil salud y sin su ayuda no habría salido adelante…Falleció cuando yo había
cumplido la mayoría de edad, me alegro de que no conociese mi transcurso de
vida; al principio se habría ilusionado con mis éxitos, pero una vez que la
verdad aflorara y mis artimañas saliesen a la luz la vergüenza la habría
matada, mejor así, descansa en paz…¿Habré querido alguna vez a alguien?
Sinceramente no, un no rotundo, tanto de mi padre como de mis hermanos me
aparté un vez que mi carrera política había empezado, ni yo ni ellos
manifestamos un acercamiento mutuo; mi esposa me abandonó cuando estaba en mi
declive político, hizo muy bien, no nos aguantábamos, solamente la utilizaba
como florero, como algo bonito para hacerse una foto; carecíamos de vida
conyugal, al principio de nuestro matrimonio nos habíamos “tocado” algo, nunca
existió pasión entre nosotros, al cabo de poco tiempo nos enfriamos y nos
convertimos en dos témpanos de hielo el uno para el otro, es decir, un paripé.
De mis colaboradores no confiaba en ninguno, si bien nos mostrábamos como en
familia, la sospecha de la traición se
presentaba en mi mente conteniendo mi intimación; mantenía las distancias y
mostraba cierta camaradería porque sabía que dependía de ellos, éramos arpías
de la misma ralea; no pongo en duda de que algunos me admiraban, lo notaba,
pero aun así, mi afecto se contenía…por lo que he llegado a la conclusión que
no he sabido querer, algo tan innato en el ser humano y ni siquiera me he
enterado a lo largo de mi vida; he comprado y vendido, he traicionado, he
engañado, he matado, he experimentado las sensaciones más potentes y más viles
y lo más elemental que es el cariño ni me ha sacudido, ¿de qué me ha servido el
poder si no he saboreado el pan de cada día? Y todo esto me lo cuestiono al
final de mi vida cuando debería haber sido el buque insignia de mi existencia;
si hubiera sido así, no habría sembrado tanta destrucción a mi paso…La boca se
me ha llenado de amargura, tampoco sé por qué estoy hablando tanto, llevo años
sin decir nada; hubo un tiempo en que los medios de comunicación rivalizaban
por una entrevista mía; yo nunca abrí la boca para nada, nada tenía que
aclarar, lo que había sembrado había germinado y dado sus frutos y éstos se
rebelaban contra mí; nunca había aceptado mis errores, nunca tuve la decencia
de decir “me he equivocado”, un orgullo rastrero negaba de inmediato la verdad,
me regodeaba en el silencio como fuente de duda y así he permanecido parte de
mi vida en él. Aunque hablara mis palabras carecerían de valor, estarían
impregnadas de falsedad porque estoy acostumbrado a hablar en público, a
las masas… pero ahora me estoy hablando
a mí mismo, no tengo que engañar a nadie, ya me conozco, por fin en mis últimos
años creo que he logrado tener una idea clara de mí y si no está muy clara me
importa un bledo, el silencio de esta celda acepta cualquier declaración de
intenciones, ¡qué no habrán oído estos muros!¡ Qué seres y qué conciencias no
habrán abrigado! No necesito mucha luz para estar aquí, me basta con la que
entra por esa ventana, mi compañero de celda soy yo, mí frente a yo, yo frente
a mí, yo mí, mi yo. La ostentación me obsesionaba, vivía rodeado de lujo: las
mejores casas, los coches más veloces, la ropa hecha a medida por los sastres
más renombrados y como sobre mi persona ya no podía añadir más complementos,
las joyas se las regalaba a mi esposa; ella tampoco se quedaba corta
derrochando; cuando salía de compras era un peligro, no escatimaba en gastos,
llegaba cargada de bolsas, gastaba a ciegas; es posible que esa ceguera
ocultara tras de sí su infelicidad. Si me aguantó fue gracias a la vida
material que le proporcionaba. En nuestras casas, varias, aparte de la oficial,
las paredes estaban cubiertas de cuadros comprados por expertos asesores, pues
nosotros no teníamos ni idea de lo que era pintura. Nos asesoraban, bueno, es
un decir, ellos decidían y nosotros pagábamos; nunca se me olvidara, tuvimos
una época en la que habíamos decidido adquirir obras de artistas de vanguardia:
aquellas abstracciones, manchas, rostros torturados procedentes de éstas,
colores chillones causaban en mi psique una auténtica tortura, eran la
representación plástica de mi interior; había un cuadro con el que siempre me
topaba de narices cuando salía de mi dormitorio por las mañanas, ya me amargaba
la existencia y en un rapto de cólera mandé todo aquel arte imposible al
sótano. De la noche a la mañana sustituimos nuestros gustos modernos por los clásicos
y en las paredes se empezaron a colgar pinturas de temas mitológicos y
paisajes, sobre todo paisajes crepusculares, que eran del gusto de mi esposa;
en ellos había toda clase de “fauna olímpica”, los dioses pululaban por
aquellos lienzos a su gusto; yo creo que nunca los contemplamos detenidamente;
a decir verdad, no eran tan impactantes como los anteriores, como los de
vanguardia. En una palabra, nuestra convivencia con las deidades clásicas “se
llevaba”; si comparamos, a fin de cuentas nosotros también pertenecíamos a esa
clase superior, el pueblo así nos consideraba; cada vez que estábamos sentados
en el salón, nos deleitábamos con estar rodeados por una presencia tan
distinguida; había una Venus que a mi mujer le chiflaba, no estaba mal, algo
metidita en carnes, eso sí, pero resultona, se veía proyectada en ella, se
hinchaba y se pavoneaba; era el único cuadro al que prestábamos cierta
atención, el resto creaba ambiente. Visto desde la distancia, me parece una
fantochada, una pantomima a la cual nos habíamos habituado, pero sin base
alguna, sólo por el mero hecho de disponer de posibles, jamás me había
interesado por el arte; para mí fue una afición tan repentina que con la misma
rapidez con la que vino así desapareció de mi vida, igual que con tantas otras
cosas; el poder me aportaba espejismos a los cuales mi naturaleza no sabía cómo
responder. Creo que nunca estuve hecho para la paz sino para la guerra… ¡ay!
¡ay! ¡ay! ¡ay León cómo te viste y cómo te ves!, ¡ay! ¡ay! ¡ay! ¡ay León cómo
me veo!, ahora estoy apaciguado, ¡qué remedio!, llegaron los años y mi espíritu
guerrero se sosegó; desde esta celda el mundo se ve desde otra perspectiva, el
tiempo se me entregó para que yo pudiera reflexionar, analizarme y analizar el
mundo que creé, al comprobar la estela de destrucción y muerte que dejé, me
entraron una ganas súbitas de dormir, de entregarme al sueño, a mi pesadilla;
si no llega a ser por esa voz que me despertó, que me cantó suavemente y me
sacó de mi letargo, seguiría hibernando…Mis manos están vacías, no tengo
posesiones, todo lo perdí en el sentido más amplio de la palabra; me hubiese
gustado escribir o dibujar algo en las paredes, los reclusos siempre lo hacen,
pero a mí me falta el ánimo, ese ímpetu imprescindible para iniciar algo; como
mejor me encuentro es sobre esta manta, en el suelo, arrastrándome o
encogiéndome, los bichos es lo que hacen, las alimañas también. Este “bicho”
está cansado, está cansado de no hacer nada, pero sí de hablar, todo este
monólogo ha supuesto un gran esfuerzo para mí, llevaba tiempo en un completo
mutismo, ¿sería la voz que me despertó la que me extrajo de mi sueño? Quizá;
quiero echarme otro poco, acostarme sobre el suelo, aunque nunca paro, cambio
de posición constantemente, el desasosiego nunca me abandona. Ahora prometo que
me callo…¿y si me inventara algunas palabras mágicas para que me indujeran al
sueño? Bishito, bishito, bishito, bishi, bishi, bishi, bish, bish, bish,
bishshshsh,
bishshsh………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………Ma se venir si vede orrida tigre in faccia,
l’assale e la minaccia, perché sol quella crede degna del suo
furor……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Ma se venir si vede orrida tigre in
faccia, l’assale e la minaccia, perché sol quella crede degna del suo
furor……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………
Ma se venir si vede orrida tigre in
faccia, l’assale e la minaccia, perché sol quella crede degna del suo furor.
(Pero si ve acercarse un terrible tigre, lo agrede y lo amenaza, porque sólo a
éste lo considera digno de su ira). ¡Qué sobresalto! Me había cogido el sueño y
otra vez esta voz, insiste e insiste, ahora con más ímpetu; yo le agradezco
este empeño que pone en despertarme, pero esta vez sí que me asusté, de golpe
pensé que pasaba algo…Pues claro que si veo un tigre lo agredo y lo amenazo
¡faltaría más!...y es que sigo siendo agresivo, si bien de hecho ya mis
facultades físicas no me lo permiten, mi mente aún está por esa labor pendenciera, dispuesta a
avasallar a alguien, ¿la cabra siempre tira al monte? Me lo he preguntado
muchas veces y en mi caso estoy por creérmelo. Mientras estuve en el gobierno y
lleve las riendas, nunca dejé a nadie que me pisoteara, de palabra o de hecho. Aquél
que contradecía mis decisiones sabía que iba a ser aplastado…No me sé controlar
cuando hablo de mi vida pasada. Nunca he asumido la derrota y no ha sido por
falta de tiempo. Durante estos años de encarcelamiento he tenido momentos de
sobra para reflexionar sobre mi vida y lo que yo supuse para mi pueblo; cuando
creía ver ciertos claros en el cielo, oscuros nubarrones ensombrecían mi
intelecto, al ver que mis ideas se ofuscaban y no llegaba a nada concluyente
opté por el camino más fácil: dormir, dormir en mi pesadilla, el estar
despierto suponía estar atontado. Mi vida actual es el atolondramiento…tolón
tolón, tolón tolón, tolón tolón, tolón tolón, tolón tolón, tolón tolón, tolón
tolón, tolón tolón…me suena a repique de campanas; hace tanto tiempo que no las
oigo, ese sonido me transporta a la niñez, ¡qué lejana queda mi infancia!; mi
vida ha pasado por tantos altibajos que aquella época me parece como borrada de
mi mente, como si no fuera mía o yo no tuviera infancia y, sin embargo, sigue
presente en mí; su imagen de inocencia, ingenuidad, deslumbramiento del mundo, fragilidad,
torpeza…conceptos que me gustaría especificar, pero por el desuso y el pisoteo
que pude hacer de ellos me suenan a lenguaje ficticio…y algo de ellos aún
tengo, sobre todo de los dos últimos; por mucho León que quiera aparentar, mis
rugidos ya no son los que eran, ni apetito para comerme un corderillo ni
energía para enfrentarme a un tigre; estoy acostumbrado a la palabrería, a las
ínfulas, de eso viví durante parte de mi vida, ahora ya no tengo que convencer
a nadie, a no ser a mí y yo soy león viejo, de boca para afuera puedo decir
lindezas, pero mi mente me contradice y se rebela contra mi autoengaño…Tampoco
hace falta un gran esfuerza para contemplarme, estoy decrépito, me he
abandonado a mí mismo, ni ganas tengo de cumplir las normas mínimas de higiene,
lo hago porque me obligan, porque estoy sometido a unas reglas que rigen en la
prisión, las acato y eso es todo…¡¡¡ay, ay, León, quién te ha visto y quién te
ve!!! Tú sometido, tú obligado, tú acatado…tutú, tutú, tutú, tutú y ahora a
bailar; hasta mi conciencia se ríe de mí, yo que nunca la tuve y ahora para
mofarse se apunta la primera; sé que me lo merezco, sé que el papel de víctima,
en mis circunstancias, es el que mejor me va, el de león se lo dejo a la
historia. Si paso la mayor parte del día aquí en mi celda, en penumbra, ¿cómo
pasaré la noche?...Adivina adivinanza…adivina adivinanza…adivina adivinanza. No
sé cómo de vez en cuando me entran estos desvaríos, ahora que me solté a hablar
después de tanto tiempo dormido; la soledad también mina los comportamientos;
un bicho aislado reacciona de distinta manera ante la sociedad. Mi vida entre
estos muros es de completa austeridad: no hago nada, dormir o lo que es lo
mismo: olvidar; yo me olvido, tú te olvidas, él se olvida, nosotros nos
olvidamos, vosotros os olvidáis y ellos se olvidan, soy un individuo que hay
que olvidar; al no conseguir pena de
muerte para mí, la justicia sentenció cadena perpetua. Esta celda me
conserva vivo, igual que un atún en aceite; me dejan vestir de calle y como lo
que me dan, tiendo a la frugalidad, no tengo mucho apetito, todo lo contrario
que en mis años de esplendor, entonces comía como un cerdo hasta reventar,
hasta en eso me mostraba como un auténtico bicho. No hay olvido que valga, el
mundo no logrará borrar mi recuerdo de la faz de la tierra; las hice muy, pero
que muy gordas y sin embargo, sé que hubo y que hay hombres que han aportado al
género humano, con su labor en todas las artes, un equilibrio cósmico, un entendimiento
entre ellos, creando una armonía de mente y cuerpo…¡¡¡Ay, ay, León, pero qué
hiciste!!! ¡¡¡ Arrasaste con todo lo que se te anteponía!!! ¡¡¡ Deberías haber
tenido un poco más de sentido común!!! ¡¡¡Fuiste un cabeza loca y ahora te
lamentas!!!...Mi conciencia vuelve a la carga; lo sé, lo sé, lo sé y lo
reconozco, en parte estoy arrepentido, pero mi orgullo no me deja aceptar esa
otra parte de derrota; he subido muy alto para caer tan bajo. Envidio a esos
hombres, hubiese querido ser uno de ellos, pero ya es demasiado tarde y mucho
el daño para enmendarlo; seguro que colaboré en su destrucción y con mi ejemplo
huyeron despavoridos…No hice una cosa al derecho, la única solución es ir a la
raíz de la causa: no haber nacido…Quiero quedarme dormido, la cabeza me da
vueltas y vueltas, mi mente está llena de caos, hay tanta contradicción en mi
ser que necesito huir a mi sueño y quedarme a vivir en mi propia pesadilla; yo
quería ser bueno, bueno, bueno, bueno, bueno, bueno, gueno, gueno, gueno,
gueno, gueno, geno, geno, geno, geno, que no, que no, que
no………………………………………………………………………………………………………………………………………………………bueno, bueno, bueno,
gueno, gueno, gueno, geno, geno, geno, que no, que no, que
no……………………………………….no, no, no, no, no, no, no, no………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………Leon, ch’errando vada per la natia contrada,
se un agnellin rimira non si commove all’ira nel generoso cor ( El león que
errante anda por su región nativa, si a un corderillo ve, su corazón generoso
no lo incita a la ira). ¿Por qué esa voz tanto insiste en despertarme? ¿Y si le
dijera que de corazón generoso nada de nada? ¿Se callaría? Bien pensado, me
resulta agradable, hay una dulzura en ella que me ayuda a equilibrar mi
negatividad; si ésta no me llegase a despertar, yo no hablaría, y el hecho de
hablar significa de alguna manera que estoy vivo; los hombres y su justicia me
condenaron a cadena perpetua, yo la he aceptado como una muerte en vida, creyendo
que con no decir nada me sumía en ese silencio que ésta conlleva y de repente
una voz desconocida, con su insistencia me agita y me confirma que en esa voz
humana hay algo de generoso, de entrega por un desconocido, me provoca y
empiezo a hablar, poco a poco voy soltando esa ponzoña que envenena cada uno de
mis pensamientos y que me impide ver el mundo con la suficiente claridad; si yo
desprendí y desprendo negatividad, eso no significa de que otros seres puedan
desprender positividad, afabilidad, cosa que desconocía o no supe dar. Lo que
me canta esa voz amaina las tormentas que turban mi mente y se exteriorizan en
la posición de mi cuerpo: unas veces apiñado sobre sí mismo y otras extendido
en el suelo, arrastrándome inconscientemente. En lo mucho o poco de vida que me
quede me gustaría conocer algo de paz; soy el menos indicado para desear tal
bien, sé que no lo merezco, como también sé que esa paz que anhelo sólo puede
provenir del prójimo, de otro semejante que me demuestre esa generosidad que yo
no supe dar, alguien desconocido que con su voz haga surgir en mí esa envidia
sana, ese reconocimiento hacia una cualidad humana que supere a todos mis
errores; entonces sabré que mi guerra ha sido inútil, que el mundo no sucumbió
ante mi engaño y que por mucho que intentara ahogar al ser humano con mis
artimañas siempre surge un hálito de
aire limpio, una voz que con su melodía, suaviza la mente. Tuve pasado, carezco
de presente y futuro, ya no poseo nada y la vida que llevo se mantiene en unas
normas oficiales impuestas que simplemente hay que cumplir, cualquier otra
debilidad humana hacia mi persona, como puede ser compasión, generosidad…está
fuera de lugar; lo único gratuito y que me reconforta es esa voz; no sé la
causa, no sé los motivos que pueda tener, me da lo mismo, pero me da serenidad,
amaina al bicho, el bicho ya no brama, el bicho habla, el bicho se expresa y
dice lo que siente, el bicho reconoce las animaladas cometidas por él y en su
nombre, el bicho se descompone: bicho, bicho, bicho, bizco, bizco, bizco,
bizcocho, bizcocho, bizcocho, biz-cocho, biz-cocho, biz-cocho…bisho, bisho,
bisho, biso, biso, biso…beso, beso, beso…¡¡¡Ay, ay, León, León!!! ¿Supiste
alguna vez dar un beso? ¿Alguna vez valoraste lo que éste significa?...Otra vez
mi conciencia, siempre regodeándose con mi desgracia. Ya estoy harto, no espero
nada de nadie, a ver si mi conciencia se calla de una vez, no he pedido nada,
esa voz surgió por su propia iniciativa, no porque yo haya solicitado su
colaboración…A veces cuando despierto en el suelo aparezco en posición fetal,
entonces recuerdo a mi madre, evocarla significa perder esa tensión, distiendo
mi cuerpo que durante el sueño se había contraído y un alivio inunda mi ser; sé
que ella me entendería, o al menos lo intentaría, me juzgaría y aunque llegase
a ser severa conmigo, sus juicios de valor estarían impregnados de esa cándida
compasión que una madre transmite a su hijo; me regañaría, pero en la
modulación de sus palabras se inmiscuiría el perdón; lo aceptaría en silencio
porque venía de ella, pero sería consciente de que no lo merecía; sé que la
capacidad de perdonar de una madre es inmensa, pero la maldad que yo he
sembrado no puede ser absuelta por nadie aunque sea un colmado de virtudes.
Hablaría con ella, sé que le haría mucho daño, pero le reprocharía el hecho de
haberme traído al mundo; aquel feto que ella llevaba en su vientre nunca debió
ver la luz, esa luz del día que él ensombreció con su presencia…ella lloraría,
lloraría a mares y yo me ahogaría en una líquida verdad. A pesar de la crudeza
de mis palabras, es el único punto de referencia que me queda y al cual puedo
agarrarme. Cualquier otro ser humano está fuera del alcance de mis
sentimientos, no sé si los tengo, hacia ella sí. Llevo tantos años aquí adentro
sin saber qué ha sido del mundo exterior; no recibo noticias, si algo capto es
por comentarios lejanos que oigo a los guardianes, es como si estuviera
enterrado en vida, ellos cumplen unas órdenes y mi condena es como vivir medio muerto; mi otra vida, en
caso de que la haya, va a ser como una prolongación de ésta, es decir, no me va
a pillar de sorpresa. Mi cadena perpetua también ha servido de ejemplo para mis
congéneres, en el fondo soy un espécimen raro, la historia tiene que saber que
se me ha castigado, que soy un punto de referencia de lo que nunca se debe
hacer; lo reconozco, pero les falta algo: deberían exhibirme en una feria, en
una feria de los horrores y de los errores también……………..No puedo ser tan malo
cuando una voz que canta ha sabido conmoverme y sacarme de mi propio pozo,
quizá algo bueno aún conserve, ¿y si esa voz en vez de venir del exterior
morara en mi interior y proviniese de los primeros instantes de mi vida, de los
arrullos de una madre para poner en consonancia a su bebé entre el mundo uterino
abandonado con la realidad del nuevo? No sé qué decir, algo en mí ha cambiado,
eso es cierto; también me alegro de haber descubierto, aunque parezca una
nimiedad, una voz y su canción, debe pertenecer a alguien y alguien debe haber
compuesto su música y letra; hubiese dado parte de mi vida por haber sido yo el
autor; no obstante me reconforta el saber la mansedumbre que puede aportar una
melodía; creo que el mundo está en buenas manos, a través de esa música todo se
ve con otros ojos; el bicho ahora está más manso, ¡ojalá la hubiese descubierto
en mis años de furor! Ahora creo que al ser humano se le brindan una serie de
herramientas para trabajar durante su existencia, yo escogí las armas y con
ellas la muerte, otros escogen una pluma y un papel y con ellos la vida, en
fin, ya no hay nada que hacer, no puedo retroceder y enmendar mis errores, pero
estoy contento por haber experimentado un poco de sosiego y saber que mi
“psique”…voy a cambiarle el nombre…que
mi alma conoce algo de paz; creo que no tengo nada más que decir, si me
quedo en silencio esa voz volverá y me cantará; antes la rechazaba porque me
sacaba de mi sueño, ahora la invoco para que me conduzca de nuevo a él; mis
últimas palabras confesarán que fui, soy y seguiré siendo una pesadilla, por lo
tanto errante volveré a ella porque le pertenezco, pero ya sin sobresaltos, una
ligera luz de sosiego iluminó sus
tinieblas…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..Leon, ch’errando vada per la natia contrada,
se un agnellin rimira non si commonve all’ira nel generoso cor……………………………………………………………………………………………………………
Leon, ch’errando vada Ma se venir si vede
per la natia contrada, orrida tigre in faccia,
se un agnellin rimira l’assale e la minaccia,
non si commove all’ira perché sol quelle crede
nel generoso cor. degna del suor furor.
Didone
abbandonata( Drama per música,1742). Aria:”Leon che’errando vada” J. A. Hasse.
León que errante anda por su región nativa, si a un
corderillo ve su corazón generoso no lo incita a la ira.
Pero si se acercase un terrible tigre, lo agrede y lo
amenaza, porque sólo a éste lo considera digno de su ira.