miércoles, 12 de mayo de 2021

ADOLF, ADOLF, PERO ¿QUÉ HICISTE-SS-SS-SS?

                                                           

                                                                      PO79/E. Lacombe

Nombres citados en el relato:

Adolf Hitler

Ludwig van Beethoven

Friedrich Schiller

Richard Wagner

Anton  Bruckner

 

 Me huele a que te conozco, o al menos por lo escaso que defino de tu silueta me suenas a alguien. La historia siempre se ha desarrollado en lugares entre luces y sombras y a cada uno de sus protagonistas los sitúa o bien a uno o a otro lado. Está visto que yo vengo de la luz y a ti te ha tocado la sombra y ¡vaya sombra! porque más negrura que hay en el ambiente no puede existir; apenas te distingo, percibo la presencia de alguien y su respiración; también es verdad que mi vista aún no se ha adaptado a tanta oscuridad; el lugar de donde provengo está lleno de claridad, indudablemente el contraste es fuerte y requiere cierto tiempo para acostumbrarse. Seas quien seas algo malo harías para que la historia te sitúe en esta boca de lobo; que conste que a mí la oscuridad no me da miedo y que el exceso de luz tampoco eleva mi euforia, es decir, después de lo que he pasado en la vida me adapto a lo bueno y a lo malo con facilidad. Por casualidad pasaba por aquí cerca y me dije: a ver qué se cuece en la zona oscura y mira por dónde ya me encuentro a alguien de sopetón; mi idea es que todo el personal que pulula por este paraje debe ser de armas tomar, individuos nefastos que la historia hubiese deseado ignorar, pero que por sus fechorías han dejado huella en ella y ahora tiene que apencar a regañadientes con ellos. Si no te importa me voy a acercar un poco más, estoy muy distante y me gustaría captar tu presencia un poco mejor; aunque no sé, no sé ¡sabe Dios quién serás!, seguro que me llevaré una gran sorpresa; aquí me puedo encontrar cualquier espécimen “joya” de la humanidad. Sigo sin captar tus rasgos, no obstante, tengo la sensación de que estás sentado; haces bien, la historia es interminable y hay que tomar asiento, además, los de este lado, el lado oscuro, os lo tenéis que tomar con calma porque con la cantidad de oprobios que os caen encima estaríais al borde la locura…bueno, al borde no porque de por sí muchos ya estabais de remate y con lo caradura que fueron algunos, en fin, que haces bien estar sentado, yo como estoy de pie me quedo de pie. Me voy a acercar un poco más, voy a tientas, espero no chocar… ¡Vaya! ahora ya estamos más cerca uno de otro o uno de la otra, bien puedes ser chica ¿por qué no?; si me hablaras podría diferenciarte por la voz, aunque de nada valdría, estoy muy, pero que muy sordo…Si no te importa, voy a palpar tu rostro, lo haré con cuidado, en este caso considérame como si fuese un ciego…¡¡¡Huy, huy, huy, huy, huy!!! No sé si te habré hecho daño, mi primera intención no era tocarte las narices; quería empezar por la frente e ir bajando, recorriendo tu rostro para obtener una idea clara de él, pero mira por proximidad ya sé que tienes bigote, muy peculiar por qué no decirlo; la boca la tienes cerrada y por sus comisuras advierto que es de rabia, los ojos están entreabiertos, los párpados presentan una contención, refrenan también una rabia que empuja desde el interior y tu frente despejada en parte, con un tupé al sesgo, eso sí, muy bien peinado, en definitiva, muy relamido…Y yo con estos pelos, siempre alborotados, a  mi aire y a su aire ¡qué le vamos a hacer! Cada cual representa una época y su estilo. Pues aún  no caigo, tengo un batiburrillo de nombres en la cabeza; la historia es tan amplia y por ella ha pasado tanto personal que así a primeras no me atrevo a dar ningún nombre; si no te importa, mis manos van a deslizarse de nuevo por tu rostro para tratar de averiguar quién eres; espero que no me muerdas, lo digo por aquello de la rabia…¡¡¡Huy, huy, huy, huy, huy!!! Otra vez te he tocado las narices, no ha sido intencionadamente; por favor siéntate, me has asustado, como te has levantado de súbito, no contaba con esa reacción tan brusca, casi me da un síncope, ¡venga! siéntate y relájate que voy a seguir con el reconocimiento, te prometo que la boca y los ojos no los voy a tocar, no vaya a ser que esa rabia que manifiestan se cebe conmigo, simplemente el bigote y el tupé; o si quieres alternamos el orden: el tupé y el bigote; lo que sí deseo es que no te encolerices, ¡venga! vamos allá…tupé y bigote, bigote y tupé, tupé y bigote, bigote y tupé, tupé y bigote, bigote y tupé, tupé y bigote, bigote y tupé, tupé y bigote, bigote y tupé…ya, ya, ya, ya no hay más reconocimientos, sigues estando eléctrico, vas a estallar y el que va a estallar voy a ser yo también porque creo que ya he adivinado quién eres; si eres quien pienso, ich kann es nicht glauben, es increíble. Voy a compendiar mis percepciones y a serenarme naturalmente: bigote, tupé, rabia…Es el mismo, sin lugar a dudas eres quien yo pienso…Ich kann es nicht glauben, no me lo puedo creer: Adolffffffff…Adolllllfffffff…Adollllfffff…tú aquí…¡no me extraña!, es decir, me extraña el hecho de toparme contigo, no me lo esperaba; el lugar indudablemente me parece el idóneo, la historia te castigó condenándote a las tinieblas ¡con las que hiciste!. Créeme, no salgo de mi asombro, ¡vaya, vaya con Adolf!. Me voy  presentar, me llamo Ludwig, me conoces de sobra, no lo podrás negar, aunque de ti cualquier cosa, la mentira siempre fue uno de tus puntos fuertes…con las ganas que tenía yo de hablar contigo y mira por dónde las circunstancias de la historia me lo ponen en bandeja…De entrada sólo se me ocurre decir: Adolf, Adolf, pero ¿qué hiciste-ss-ss-ss? Con lo cafre que fuiste, no me sorprende que la historia te haya destinado a la más profunda oscuridad; yo no te voy a juzgar porque no entiendo de leyes; mi meta en la vida fue otra muy distinta a la tuya, ambas caminaron en sentidos muy diversos, ni se rozaron  y ahora que estoy frente a ti tengo que decirte algo que llevo mucho tiempo callándomelo y si no lo suelto estallo: mi música, lo  más preciado de mi vida la vapuleaste como te dio la gana, a tu gusto, la empleaste con fines partidistas para ensalzar un régimen en el que la muerte sobresalía por todas partes y yo simplemente quería expresar en cada una de las notas escritas en el pentagrama la vida, esa fuerza, esa pasión que de mi creatividad anhelaban brotar y estoy hablando en particular de mi novena sinfonía…No te alteres y siéntate, ya sé que montabas en cólera cuando te llevaban la contraria, te digo esto porque adivino cierta agitación en el espacio que delata un cambio repentino de tu posición, te habrás levantado bufando para negarme lo que te estoy diciendo, pues tómatelo con calma y siéntate Adolfbicho; estabas acostumbrado a que todo el mundo te escuchara y venerara; tú no dabas aprecio a las palabras de los demás, avasallaste a la humanidad a tu propio capricho y si ahora pretendías pronunciar una de tus arengas, ahórrate las palabras porque yo, Ludwig, soy sordo; siéntate que continúo…ya no sé dónde estaba…¡ah! lo de sordo, pues sí, para ti y para tus palabras siempre haré oídos sordos. ¡Ojalá esta sordera mía fuera voluntaria! Me ha acompañado desde muy joven y con el paso del tiempo ha empeorado limitándome en mi trabajo y aislándome del mundo; si tú supieras las enormes dificultades que tuve que superar para componer mi novena, sólo un amor hacia el prójimo  y un temperamento activo la llevaron a buen término dejando palpable en ella lo mejor del ser humano y la nobleza de sus sentimientos. Mi salud siempre ha sido muy quebradiza: esta sordera que me ha vuelto huraño y me ha alejado de la compañía del prójimo, de mi reumatismo y problemas de hígado…achaques que han debilitado mi cuerpo, pero no mi espíritu, porque mi amor hacia el arte, hacia mi música me han mantenido firme, con ganas de luchar en momentos de zozobra y expresar en unas notas musicales lo que tal vez no pude decir con palabras debido a ese alejamiento de mi interlocutor bien por temor a que yo no le oyera o a que él no me oyese; da igual, mi entrega a la música fue en cuerpo y alma: en cuerpo aporté mis limitaciones humanas, en alma lo más sublime que surgía de ella; las palabras las busqué en un amigo que supiera tratarlas, Friedrich, y de esa unión surgió mi novena. Adolfff, tú fuiste huraño y artista frustrado también, a ti lo de la farándula siempre se te dio muy bien, el drama lo elevaste a cotas de puro paroxismo por eso admirabas tanto a Richard; en tus discursos llenos de pompa y al mismo tiempo de falsedad dejabas a las multitudes anonadadas; aquel ser insignificante, huidizo, extraviado que habías sido en tu juventud, en tu apogeo te presentabas ante el mundo seguro de ti mismo, el portador de la verdad y de un mundo nuevo y Adollllllllphphphphph, reconócelo, no eras más que un falso mesías; tu interpretación la cumplías, pero el papel, el personaje no se sostenía. Ha habido agitación en el ambiente, el ambiente se ha enrarecido, te has vuelto a levantar y me imagino que encolerizado; da lo mismo Adolfbicho, siéntate que sigo, si ya sé que el que dice las verdades pierde las amistades…y hablando de amistades, para tener amistades como la tuya y las de tus “amiguitos” vale más estar solo que mal acompañado porque ya me dirás toda la calaña de la que te rodeaste, elegiste de cada casa todo lo peor…ahora, visto desde la distancia sólo se me ocurre exclamar: Adolf, Adolf, pero ¿qué hiciste-ss-ss-ss-ss?. Sé que mi novena era tu predilecta y te la tocaban por tu cumpleaños; me alegra que te gustara, pero no estoy de acuerdo a que con ella festejaran tus años, eso ya era el colmo; tengo la sensación de que aquellos que programaban la celebración ignoraban por completo cuál había sido mi intención al componerla: en el cuarto movimiento empleé un texto basado en la “Oda a la alegría”, me costó mucho trabajo hasta llegar a un resultado con el cual me sintiera satisfecho; esto lo digo como mera observación, lo importante, me pregunto, es que si tus colaboradores y tú mismo o un simple oyente os enterabais del contenido de las palabras, su significación y esa exaltación de confraternidad entre los seres humanos; me temo que no, os dejabais llevar por la ampulosidad de la música y el texto era un acompañamiento más a la orquesta; lo triste es que mi música os elevaba y pasabais de ser semidioses a convertiros en dioses, por eso, doy gracias a la historia por este encuentro y así poder aclarar una serie de puntos que tanto tú como tus compinches habéis malinterpretado: empezando por el título “an die Freude” “Oda a la alegría”, me pregunto ¿qué alegría aportaste al mundo? Me voy a dirigir especialmente a ti: ninguna, todo lo contrario, destrucción y ese odio que sembraste entre los hombres velándoles los ojos para que no pudieran ver en el prójimo a un hermano sino a un enemigo; y ya entrados en el contenido del texto, cosa que me gustaría cantarte al completo, pero mi voz ya no está para excesos y voy solamente a resaltar varias frases que me parecen imprescindibles para entender mis intenciones y que mi amigo Friedrich tan bien supo expresar: Alle Menschen werden Brüder, wo dein sanfter Flügel weilt, todos los hombres serán hermanos, allí donde tu suave ala se posa, y quiero aclararte que esa suave ala, por supuesto, no es la tuya, es la de la alegría porque tal y como tú eres, un maestro de la tergiversación, te veo no con una sino con dos alas como símbolo de ella. El ambiente se ha agitado y junto con la oscuridad han creado una carga eléctrica que eso indica que Adollllllfffffff está furioso, me imagino que bufará, me da igual; Adolfbicho, siéntate que aún no he terminado, a ver ¿por qué te avinagras? Porque te estoy diciendo la verdad y eso tú nunca lo has admitido; bien ves que mi única arma que empleo contra ti es la palabra y ésta es para justificar la verdad; así que te repito que te sientes, que todavía no he terminado. Si no lo entiendes hasta puedo decírtelo en otras lenguas, en algunas de ésas pertenecientes a países que asediaste; no va a hacer falta, por las vibraciones que percibo en el ambiente ya has tomado asiento, pues entonces continúo; voy a citarte otras dos frases y con éstas termino, creo que tanto unas como otras resumen, como ya te dije, mis propósitos: Seid umschlungen Millionen! Diesen Kuss der ganzen Welt!, ¡Abrazaos millones de criaturas¡ ¡Que este beso una al mundo entero!. ¿Diste alguna vez un abrazo o un beso de confraternización o por simple cariño a alguien sin que hubiese tras ellos la sombra de la traición? ¿Qué me respondes a esto? Quisiera de ti una respuesta, pero sé que es esperar en vano y además mi sordera lo impediría. Ahora te veo un poco mejor, si así se puede decir; me he adaptado a la oscuridad, a esta profunda oscuridad que nos rodea y vuelvo a percibir en el espacio vibraciones de irritación, pues no “t’irrites”  Allldooollllfffff, la vida es un sinfín de casualidades y ¿quién te iba a decir que nos encontraríamos y yo iba a sostener este soliloquio para desahogarme porque mantener un diálogo contigo sería imposible? Sí, imposible por mucho que lo intentáramos; pertenecemos a mundos distintos y sobre todo nuestra visión del hombre no se parece en nada; aparecimos en épocas distintas de la historia y ésta ahora me brinda la oportunidad de aclararme para decirte, sin ánimo de ofenderte, sencilla y llanamente que tú naciste para dar muerte y yo para dar vida…Ya sé, ya sé, te has vuelto a salir de tus casillas, te has vuelto a agitar, la irritación forma parte de tu naturaleza; pues siéntate que estás mejor sentadito: Adolfito…No sé si habrás observado que durante nuestro encuentro te has pasado casi todo el tiempo levantándote y sentándote, levantándote y sentándote, levantándote y sentándote, levantándote y sentándote, levantándote y sentándote, levantándote y sentándote…¿no crees que tanto ejercicio tiene algo de militar? ¡Ayayay! ¡Ayayay! ¡Ayayay! Adolf, Adolf, pero ¿qué hiciste-ss-ss-ss-ss-ss? Mi novena que tanto me costó componerla debido a mi sordera y a achaques de salud, con la única intención de hermanar a los hombres y vas tú y la utilizas como propaganda de tu tercer Reich  ¡menos mal que no duró mucho! Además, ¿no tenías a otros compositores que gozaban de tus preferencias? Anton era uno de ellos y ¿qué me dices de Richard? Se te caía la baba por él, la verdad es que nunca ocultaste que era tu “chichito” preferido, lo tenías omnipresente, hasta en la sopa, su música era el aire que respirabas, pues entonces haberme dejado en paz o ¿quizá mi música te proporcionaba una paz de espíritu que otros agitaban? No quiero que interpretes mis palabras como una especie de celos profesionales entre miembros de un mismo gremio, pero no me negarás que la música de Richard te ponía y muy mucho, digamos que te revolucionaba por dentro; si en la mía buscabas un poco de paz o de vida, de ésas que te faltaban, yo lo entiendo, pero ellas no, porque nunca encontraron un hueco en tu espíritu. El hombre ha intentado calzar a mi novena en cualquier ideología, pero es tal su fuerza emocional que si alguna vez alguien ha intentado constreñirla, ella de por sí se libera y se desprende de las cadenas para las cuales nunca había sido creada; aparte de ser un himno a la alegría también lo es de libertad; me alegro que de este cuerpo imperfecto y muy limitado haya surgido una composición que motive al ser humano hacia un mutuo entendimiento, hacia un abrazo universal. ¡Ayayay yayay! ¡Ayayay yayay! Allldolll, Allldolll, que cerca estamos uno de otro y al mismo tiempo tan distantes, a años luz; somos los lados opuestos de una misma moneda: la cara y la cruz; parece mentira que de dos naciones hermanas y de una misma lengua hayan surgido dos individuos tan dispares; el ser humano es como es: unos nacen con estrella y otros estrellados. Ahora que me estaba adaptando a la oscuridad…sin embargo, creo que ha llegado el momento de la despedida; debo partir hacia la luz de donde provengo; la historia me brindó este encuentro, cosa que le agradezco, pues tenía que dejarte claro cuáles habían sido mis intenciones al componer mi querida novena; lo que menos tú te esperabas es que algún día te echara en cara todo lo que te acabo de reprochar; tampoco se te paso por la mente aquello de “ peregrinos somos y en el camino nos encontraremos”, pues mira por dónde nos topamos uno con otro; como adivino que pronto montarás en cólera me adelanto a aconsejarte que ya no te levantes y permanezcas sentado porque lo del régimen militar ya pasó y la eternidad te va a ser dura; la luz me llama y no se me ocurre mejor despedida que con la sorpresa al decirte: “ Adolfffffff…Adolllfffff…Adollllffff…tú aquí” y la de : “Adolf, Adolf, pero ¿qué hiciste-ss-ss-ss-ss?” ¡Ah! y no te chinches si te repito que: Alle Menschen werden Brüder!!! Todos los hombres serán hermanos……………..   Sinfonia Nr. 9 Op. 125 - Ludwig van Beethoven (Legendado) - YouTube  (novena sinfonía de L. v. Beethoven)