martes, 10 de octubre de 2023

SENTO...


                                                            

                                                  

                                        

                                          État d'âme// Cynthia Evers           


 Mi niño, mi niño, mi niño...levántame este velo negro que cubre mi rostro; ya ha amanecido y quiero contemplar el mundo en toda su dimensión, en plenitud de vida; la noche ha quedado atrás, sólo me sirve de reposo; mis sueños, mis ilusiones, mis pesadillas, los llevo a cabo durante el día, enfrentándome cara a cara con la luz que irradia el sol; quítame también esta manta que me abrigó en mis horas de descanso; deseo lucir este vestido estampado de flores de colores chillones con fondo verde fosforito, sobre él destaca una vegetación en plena floración, como yo, así soy yo, una eclosión de sentimientos, de deseos que parecen increíbles en una mujer de mi edad, porque yo soy  muy mayor, muy mayor y sin embargo, necesito ser un reclamo, una atracción para esa vida que a veces siento que se me escapa, pero siempre con la firme convicción de que cada día me gano su interés porque la provoco y con esa incitación logro rememorar mi existencia con todos sus aciertos y desaciertos…más bien batacazos, algunos muy sonados. Me paso los días sentada en esta sillita, estoy cómoda en ella, me mantiene erguida, eso es lo que quiero; me presenta al mundo como una espectadora, lo contemplo pasar ante mí a una velocidad a la que soy incapaz de incorporarme, pero eso no me limita a que no pueda sentir, a que no pueda desear. Aunque mi movilidad no me permita la agilidad necesaria, mi mente está en plena ebullición; sé que físicamente puedo engañar, la edad ha deteriorado mi aspecto, pero cierta coquetería innata hace restituir los descalabros del tiempo; poseo un movimiento constante de labios y manos: mis labios muestran un temblor mimético a expresar palabras, pero carentes de sonido y sentido y mis manos temblequean incesantemente; he llegado a la conclusión de que mi mente necesita exteriorizar de algún modo toda su vitalidad y no pudiendo por medio del habla ha elegido esas dos partes de mi cuerpo: por mi boca los hechos y por mis manos las acciones. Creo que soy como una mudita y que también mi cuerpo ha envejecido más que mi mente, pero todas estas suposiciones no son más que devaneos a los que una llega cuando ese negro velo está bajado…Mi niño, mi niño, mi niño, gracias por subirme el velo y quitarme la manta. Estoy cómoda sentada en mi sillita, no debería usar ese diminutivo ya que es toda una gran silla, hasta tal punto que me cuelgan las piernas, cuando me levanto debo tener cuidado y tantear el suelo; es el cariño que le tengo, a no ser por ella, el contemplar el mundo de pie me sería imposible. La verticalidad me asusta y la horizontalidad me horroriza; cuando me veo postrada en una cama experimento malos presagios: es la posición del sueño eterno y yo de eso nada porque aún estoy muy despierta, aunque no lo aparente; soy diminuta y frágil, mi apariencia es quebradiza y con la edad todavía más; mis años no los voy a decir, sería una afrenta a mi coquetería; mi falta de movilidad y mis tembleques me sujetan y me impiden un desenvolvimiento que otras mujeres a mi edad poseen: admiro su garbeo al caminar, ese desenfado de su cuerpo que transmite voluptuosidad y eso me lleva a mis años mozos, ellas aún conservan esa chispa de juventud, yo también la conservo y es mi mente la encargada de reavivar esas sensaciones de antaño; si mi cuerpo no es un exponente fiel de mis vivencias, mi mente está en plena forma y recuerda y juzga con la objetividad que proporciona la experiencia; carezco de habla, pero mis labios en ese movimiento perpetuo y penoso por vocalizar, por intentar exponer lo que mi mente les dicta son el reflejo claro de que todavía queda algo de aquella vitalidad de la joven que fui en su día; ¿y mis manos? ¿quién se atreve a hablar de mis manos? Han perdido la capacidad de asir, de agarrotar con fuerza la codicia, pero en su lugar han aprendido a gesticular torpemente deseos y sobre todo a acariciar…Mi niño, mi niño, mi niño, me he olvidado de ti, pero sólo ha sido un momento, ¡cómo me iba a olvidar de ti, si tú eres quien me cuida! Estás siempre a mi lado, me das de comer y beber, me das la mano y me sirves de apoyo en nuestros cortos paseos, me abrigas y me desabrigas según la estación del año, me subes o bajas este negro velo que despeja o cubre mi rostro, con tu presencia infantil me procuras la alegría y la espontaneidad de la inocencia, con toda paciencia limpias las comisuras de mis labios en donde se acumula una saliva que intenta lubricar unas palabras impronunciables, y mis ojos, también mis ojos que al despertar y abrirlos poseen una adherencia pegadiza, un impedimento a ver el día y tú con tanto esmero pasas un paño húmedo sobre ellos y de repente absorbo toda la energía de esa claridad, toda la magia que a mis años puede depararme una nueva jornada…Quiero que juegues, que rías, que tengas amigos de tu edad, quiero todo lo mejor para ti, quiero también que te olvides de mí, sí, olvídate de mí, de esta anciana que hay momentos que para lo único que sirve es para incordiar, te importuno porque te necesito, porque mis limitaciones son muchas y tengo que depender de alguien y sé que tú eres mi mejor cuidador, te veo siempre pendiente de mí, desconozco quién te habrá asignado tal tarea, pero bendito sea…pero vete, vete, vete, vete, juega, juega, juega, juega, ríe, ríe, ríe, ríe y no pares de reír, olvídate de mí, olvídate de mí, olvídate de mí, nada te ata a mí, ni somos familiares, carecemos de vínculos, somos dos desconocidos y juraría que para el mundo ni contamos; toda esta muchedumbre que desfila ante nuestra mirada ni advierte nuestra presencia, va tan absorta en sus pensamientos, en la cotidianidad, que es incapaz de prestar atención a su parte más frágil, porque mi niño: tú y yo somos su debilidad, pero cuidado, esta palabra tiene un contrasentido: por ti se puede sentir debilidad, pero yo desprendo debilidad; el mundo está hecho para los fuertes, al menos siempre es lo que he oído, pero mi experiencia me dice que está hecho para sentir, para desear a pesar del dolor que a veces subyace en los sentimientos. Mi niño, de mí poco puedes aprender y heredar porque si tuviese posesiones para ti serían todas; de mi paso por la vida activa pocas riquezas he podido almacenar, cuando a mis  manos llegó algún dinero, no me preguntes cómo, se me fue con la misma rapidez como vino: el amor, siempre el amor, pero no lo culpo, tal vez cuando me enamoré no fue del hombre adecuado, no lo lamento, sentí el amor en su doble vertiente: su cara y su cruz…Mi niño, mi niño, mi niño, eres mi lazarillo, no te puedes imaginar lo protegida que me siento cuando me das la mano; en nuestros cortos paseos me guías por la senda segura, si me tambaleo me equilibras y haces que la tierra que piso posea un firme tan compacto que evita que ésta me trague envuelta en mis recuerdos más dolorosos; tampoco se me olvidan esos momentos en los que estás jugando y de repente lo abandonas todo, te acercas a mí y acaricias mi rostro y mis manos temblorosas, y te vuelves de nuevo a tus juegos con la misma rapidez con la que viniste; ese tacto me despierta de mi ensimismamiento y me aparta de esos parajes por donde deambula mi mente, entre la ensoñación y la adversidad, y me devuelve a una realidad que recibo con júbilo porque sé que has sido tú, ha sido tu mano la encargada de sacarme de mis tinieblas; ¡ah! se me olvidaba, me das tan bien de comer, agradezco tu paciencia, cuando llevas la cuchara a mi boca, pones tanto cuidado en no verterla y no mancharme; a veces es difícil acertar, mis labios están en constante movimiento, pero yo lo intento y tú lo intentas y siempre salimos victoriosos; no debería comer tanto, así de claro, siempre estoy sentada y apenas hago ejercicio, sé que tus intenciones son buenas, quieres que esté alimentada, pero con frecuencia me siento como embutida, a mi edad no es necesaria una sobrealimentación, yo ahora estoy para cosas ligeritas: un yogurcito, una galletita, una manzanita y ¡ale! ya voy despachada…Mi niño, mi niño, mi niño, que el que tiene que comer eres tú, estás creciendo, tienes que alimentarte adecuadamente para estar preparado para todos los estirones que te aguardan, tú crecerás y yo menguaré, es ley de vida; por lo que a mí concierne espero que ya haya llegado a un tope porque si no me quedaré en nada. Aunque no me quede mucho, de por vida te estaré agradecida porque aparte de cubrir mis necesidades más básicas, también mi niño sabe cumplir mis pequeños caprichos, no sé cómo se enteró, pero se enteró de que por la mañana, cuando me enfrento al mundo y despejo el rostro de mi negro velo me complace de que éste luzca en todo su esplendor, claro está dentro de las posibilidades de la edad, y mi niño me pinta los labios de rojo sangre y las cejas de negro carbón, no puedo objetar el resultado porque sus intenciones son buenas y mi opinión sobre mi apariencia, mi coquetería se encarga de ahogarlas en el pozo de la desilusión, pero yo agradecida igualmente, y para constatar el trabajo “bien hecho” mi niño me trae un espejo para que me contemple, si bien al principio recibo un impacto porque mis cánones de belleza siguen siendo muy clásicos, después me convenzo de que mi rostro pertenece a uno de esos retratos expresionistas en los que las facciones se dilatan y el pincel del pintor transmite unos impulsos eléctricos sobre la tela en donde se plasma el estado anímico del artista; y termino creyéndome la modelo ideal, y para colmo me trago que el adefesio que se enmarca en el espejo es la representación de un movimiento pictórico…estoy segura de que mi niño tiene madera de artista…Mi niño, mi niño, mi niño, vete a jugar, juega hasta que te canses y olvídate de mí, poco puedo aportar a tu vida: penurias, tú tienes toda una vida por delante, yo para ti seré uno de los miles de encuentros y, que con el paso del tiempo, me evanesceré en el recuerdo, pero no te olvides de que fui tu primera modelo “expresionista”…te deseo toda la suerte del mundo y en esa suerte no incluyo triunfos ni riquezas, más bien diría: siente, o lo que equivaldría a suerte=siente. Pero no te vayas, de algún modo te estoy empujando al mundo, a tu mundo; te estoy mintiendo, en el fondo quiero que te quedes porque eres el único ser que aún me mantiene en la realidad; al  mirarte siento deseos de vivir, en ti veo continuidad de vida, cuando ésta se presenta en toda su plenitud no existen las tinieblas, por eso yo en las mías tengo que buscar la luz y me convierto en un reclamo del color porque el día lo expande por doquier…soy como una esponja que absorbe todo el líquido; yo engaño, quien no me conozca y juzgue solamente por mi aspecto físico diría que estoy decrépita, y es cierto, no obstante mi mente está en plena lucidez, discierne con claridad mis actos, soy capaz de analizar cualquier aspecto de mi vida con la frialdad que exige a veces la verdad…Mi niño, mi niño, mi niño, ¿dónde estás? No te veo, no te vayas muy lejos, bueno sí, vete lejos, bueno no, no te vayas muy lejos, bueno sí, vete lejos, bueno no, no te vayas muy lejos…en una palabra y sin más dubitaciones, quédate cerquita de  mí. ¡Ay mi vida, mi vida! ¡Qué pronto ha pasado! y otras veces pienso que se ha alargado demasiado, para lo bueno ha sido corta, para lo malo suficiente; mirándola desde la distancia siempre he gozado de buena salud, mi situación económica ha estado oscilando, eso sí, nunca he pasado necesidad; he tenido buenos amigos, pero nunca he tenido hijos, nunca los he echado en falta, quizá mi espíritu maternal  quedaba relegado a un segundo plano cuando me entregaba al amor; tal vez ahora este niño que pulula a mi alrededor haya despertado en mí no un instinto materno, sino una protección y cariño hacia él propios de una abuela, es posible; en resumen y en pocas palabras recurriendo a aquello de salud, dinero y amor diría: salud=bien, dinero=comme ci, comme ça, y amor=merde; me gustaría emplear otro término, pero en el amor la he cagado, así de claro; no he sido nunca muy enamoradiza, pero las pocas veces que me ha pasado han sido nefastas; me había entregado a él en cuerpo y alma, apasionadamente y me daba cuenta de que eso no era normal, de que la forma en la que lo enfocaba no pertenecía al mundo real, sino al literario u operístico; siempre había tenido mis heroínas en ambos mundos, las había admirado y compartido con ellas sus destinos fatales, pero yo me creía que iba a ser una excepción y que el final no iba a ser tan trágico; mira por dónde el castigo se cernió sobre mí y me vi como alguna de ellas engañada y en otra ocasión, por rencillas entre familias, apartada del ser amado; me repetí cientos de veces que no me había enamorado de los hombres adecuados, intenté razonarlo, pero el amor no sabe de leyes y es inútil ponerle vallas, así que aquí estoy como una heroína desgraciada de ópera inmolándome cada vez que rememoro ese inmenso amor, que para colmo no fue uno, sino dos, que para colmo aún sigo queriéndolos, que para colmo siempre hay tontos en este mundo, en mi caso tonta que…que… que…ma io sento, io sento, io sento, io sento, io sento…¡qué le voy a hacer!...Mi niño, mi niño, mi niño, ¿dónde estás? El velo, este negro velo parece que quiere cubrirme el rostro y volverme a mis tinieblas, no lo permitas…ya no te da tiempo, es igual, estarás jugando, sigue en tu mundo porque en el mío se ha bajado el telón:(31) Maria de Rudenz, Act 3: "Al misfatto enorme e rio" (Maria de Rudenz, Matilde de Wolff,... - YouTube

-Al misfatto enorme e rio           - Fui arrastrada a cometer

trascinata fui pel crine…              un gran crimen…

Non ha legge, né confine             El amor ultrajado no conoce ley

oltraggiato, immenso amor.          ni límites.

Quest’ingrato, l’onor mio            Este ingrato cubrió

ricovri di negro velo…                con un negro velo mi honor…

Ei m’ha tolto vita…e cielo…       Él me ha quitado la vida…y la

                                                    felicidad…

Quest’ingrato …io lo amo ancor! Pero a este ingrato…¡lo amo

                                                    todavía!

………………..                           ………………………

No…….                                       No…………

………………..                           …………………

Or m’aspetta infame tomba           Ahora me espera una infame                            

                                                      tumba

senza prece…e senza pianto…      sin oraciones…y sin llantos…

fra i mortali…tu soltanto              entre los mortales…tú eres el

                                                     único que quedas

resti…a spargerla d’un fior…       para llevarme una flor…

Io già manco!...In sen mi piomba ¡Desfallezco¡…Pierdo el

                                                      sentido

Della norte orrendo il gelo!           ¡Me horroriza el frío de la

                                                    muerte!...

 Mi togliesti vita…e cielo!           Me quitaste la vida… ¡y la

                                                    felicidad!

Ti perdono…e…t’amo…            Te perdono…y…te amo…

ancor…                                       todavía….

(Escena final de María de Rudenz- Donizetti)

No sé si cada vez que me canto esto en voz muy baja me sirve de liberación o me enveneno más de rabia, no obstante el tiempo ha sabido apaciguarla; no niego que en su momento me haya enervado y sacado de mis casillas; ahora lo asumo y para colmo de males le digo: ti perdono…e…t’amo…ancor…¡Mira que hay que estar alelada!...ti perdono…e…t’amo…ancor…Lo que decía antes: ma io sento, io sento, io sento, io sento, io sento, io sento…No tengo remedio…Mi niño, mi niño, mi niño ¿dónde estás? Ven rápido y levántame este negro velo que cubre mi rostro; ya está bien de tinieblas, necesito ver la luz del día y caminar un poquito, así también espabilo mi ánimo y activo  mis piernas…ya te estoy exigiendo, pero bien sabes que si no es a ti ¿a quién voy a pedir ayuda?       En estos momentos estoy entumecida de cuerpo y mente, cada vez que entro en trance, por llamarlo de alguna manera a esto mío, me quedo sin fuerzas, es tanta la entrega a lo que canto y a lo que rememoro que, como persona, quedo anulada por el potencial de sensaciones que experimento; de paso aprovecho y voy a hacer un pis; es necesario soltar lastre que de un modo u otro se acumula en el cuerpo. Hace tiempo que no pronuncio el nombre de mis dos grandes amores, sería personificarlos, darles una apariencia sería como tenerlos presentes, creo que es mejor que se mantengan en el recuerdo y que conserve solamente el sentimiento que tuve hacia ellos, sería como quedarme con su esencia y eso es lo que hago…Ya estás aquí, mi niño, llévame a dar una vueltecilla, voy a bajar con cuidado de mi silla, dame la mano, así, despacito, caminando a tu lado; me sorprende la gente que nos cruzamos, ¡qué atareada anda!, arrímate hacia un lado porque veo que somos un estorbo e impedimos la fluidez de su marcha, nosotros a nuestro ritmo y sin embargo me gusta estar  metida en este torbellino que me trasmite vitalidad; mi niño, ¡qué hermosa es la vida a pesar de los pesares!,sobre todo cuando captas esos instantes que parecen estar vacíos, pero que, si te paras un poco, desprenden una valoración de las pequeñas cosas, lo insignificante se magnifica y te das cuenta de que la vida está llena de esos miles y miles de instantes que se nos escapan de las manos sin poderlos saborear; tú y yo ahora, el hecho de que me acompañes, de que me des la mano y me guíes, algo tan simple, me llena de satisfacción; no sé lo que podrás opinar, pero yo te soy sincera…Empiezo a cansarme, quiero hacer pis y después me vuelvo a mi sillita…Al fin estoy sentada otra vez, este cuerpo ya no da para muchos esfuerzos, yo tengo mis años y esta posición sedente me es la ideal, más ideal sería si me echara en cama, pero eso no, no y no, me niego rotundamente. Muchas gracias mi niño por tu ayuda, ahora vete a jugar y déjame sola, tengo que asumir mi soledad; sé que puedo contar contigo, pero no a todas horas, no es mi deseo marearte, no soy de las que le gusta abusar de la buena voluntad del prójimo y sin embargo mis limitaciones me obligan a incumplir esta norma, seguiré solicitando tus cuidados. Me encanta esta brisa que corre, refresca mis pensamientos; en general me gusta valorar cualquier alteración del tiempo, sus inclemencias puedo compararlas con mis estados de ánimo, unas veces más sosegados, otros más agitados; me sosiego cuando intento hacer una valoración positiva de los acontecimientos, aunque no lo fueran; si pienso en la cantidad de mundo que recorrí y en todas sus gentes, mi pecho se hincha de alegría, el poder que en algunos momentos tuve y que el destino me marcó, aunque no fuera mi intención el poseerlo…y así estaría contando mi vida a base de grandes y pequeños acontecimientos que con la distancia y el tiempo perderían su negatividad en el caso de que la tuvieran; me canso y no es porque hable, mi boca está seca y no es porque hable, es ese movimiento constante de  mis labios en su intento por expresarme, por articular unos sonidos que se diluyen en una saliva que se acumula en la comisura de los labios; me agito al pensar en mis dos amores; toda la entrega que puse en ellos y ambos estaban abocados a un trágico final; mira que me costaron lágrimas y empeño y no hubo manera, el caso es que sentí y deseé, valoro por igual el éxito y el fracaso, eso me envalentona y prometo que la próxima vez que este negro velo trate de cubrir mi rostro y volverme a mis tinieblas, no voy a permitírselo; me enfrentaré cara a cara con la realidad. A mi niño lo oigo reír, debe estar jugando con sus amigos por aquí cerca; adoro la risa de los niños, es tan limpia, a veces tan contagiosa que dan ganas de compartirla….Me siento serena, hasta diría que me apetece cantar; durante el canto libero mis tinieblas, éstas se hacen más soportables a través de la melodía y voy a cantar, pero este negro velo no va a cubrir mi rostro, ya no; quiero que la luz del sol ciegue mis ojos y que su calidez temple el sentimiento con el que canto porque yo siento, yo siento, yo siento, yo siento, yo siento…io sento, io sento, io sento, io sento…Mi niño no te olvides: “senti”.(31) Orazi e Curiazi, Act 3: "Sento ... l'estremo ... anelito! ... " (Camilla, All, Orazio) - YouTube

Sento…l’estremo…anelito!...

i nai…m’adombra…un…velo!...

A te perdono…Orazio…

Roma, perdoni…a me…

Mio ben…ti seguo…attendimi…

ah! Non mentiva il cielo!...

Ecco…gli dei m’uniscono

eternamente…a…te!

(Escena final de Orazi e Curiazi- Camilla- S. Mercadante)

Siento…¡con todo mi anhelo!

¡la cólera …me cubre…con…un velo!...

Te  perdono…Horacio…

Roma, perdóname…

Mi bien…te sigo…espérame…

¡Ah! El cielo no mentía…

Aquí…¡los dioses me unen

eternamente…a…ti!